viernes, 22 de febrero de 2008

Dios mira el corazón.


Hace un tiempo escuché la predicación de un pastor y me llamó la atención la narración que compartió con la congregación, la cual era de la siguiente manera:


Un pastor tuvo un sueño, se miraba delante de la presencia de Dios , en el día que compareceremos en el gran Tribunal.
Vió que había muchisimas personas , habían muchas coronas de todos los tamaños...unas grandes y unas muy pequeñitas.....

La iglesia que el pastor dirigía era muy grande por lo tanto él buscaba la corona más grande para El....Cuando llegó el turno de su galardón , solamente quedaban dos coronas, una grande y una pequeñita..... Cuando El Señor tomó la corona pequeña y la colocó al pastor, este reaccionó inmediatamente y le dice:

-Señor, hay una equivocación....Yo era el pastor de la iglesia más grande en mi ciudad, y tenía muchisimos miembros ...la corona grande es la que me corresponde...

El Señor le dijo:
-Hijo, la corona grande que ves ahí , le corresponde a ella y le mostró a una anciana .....

El pastor conocía a la anciana y recordó que en los servicios de la iglesia ella estaba en las últimas bancas y casi siempre que él dirigía la mirada a ella, esta siempre tenía los ojos cerrados ..lo que hizo pensar al pastor , que ella llegaba a dormir durante el sermón.
Protestó de nuevo y le dijo :

-Pero Señor ella solamente llegaba a dormir a los cultos, como puede merecerse semejante premio.
-El Señor muy paciente le dijo:

-Hijo, en cada sermón que tú predicabas, esta mujer estaba intercediendo por ti, para que el Espiritu Santo te dirigiera y que mi Palabra pudiese salir a traves de ti y asi llegar a cada una de las personas que escuchaba la predicación...... El hombre no tuvo mas que callar ..... por que tenemos un Dios justo que pesa los corazones y es ante este que daremos cuenta de todo lo que hemos hecho , sea bueno o sea malo....

El hombre ve las apariencias mas Dios ve el corazón .........

Salmo 139

1
Señor, tú me examinas,
tú me conoces.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
aun a la distancia me lees el pensamiento.
3 Mis trajines y descansos los conoces;
todos mis caminos te son familiares.
4 No me llega aún la palabra a la lengua
cuando tú, Señor, ya la sabes toda.