jueves, 13 de septiembre de 2007

Como tener dominio propio - Sonia Luna



Pastora: Sonia Luna - www.cashluna.org/mujereresexcepcional.cfm?get=portada

La Palabra compara a una persona sin dominio propio a una ciudad que está a merced del enemigo y de fortalezas externas que llegan a tener el control de su vida.

“Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.”

Proverbios 25:28



Es impresionante la importancia que este tema tiene en la vida de las personas y que no siempre se le pone la atención que merece. Pero también estoy segura que hay muchos hijos de Dios con esta inquietud y que día a día están librando su propia batalla venciendo tentaciones con la ayuda del Espíritu Santo.

La Palabra compara a una persona sin dominio propio a una ciudad que está a merced del enemigo y de fortalezas externas que llegan a tener el control de su vida.

Definición de Dominio propio: "virtud de uno que controla sus deseos y pasiones, especialmente sus apetitos sensuales".

Del griego sofronismós; disciplina, i.e. control de uno mismo:-dominio propio

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7)

Los dones y el poder que Dios concede a sus hijos no se fortalecen por sí solos sino como dice Pablo deben ser avivados por la gracia de Dios mediante la fe, oración, obediencia y diligencia.

“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud;a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.” (2 Pedro 1:5-7)

Aquí lo primero que nos recomienda Pedro es poner “toda diligencia” lo que significa que nuestra participación es activa para cultivar todas estas virtudes y poder tener una vida victoriosa en Cristo.

Podemos observar que al dominio propio le antecede el conocimiento lo cual nos sugiere que lo que aprendemos, lo que está en nuestra mente debe ser puesto en práctica.

De allí que la clave para tener control espiritual sobre tus emociones negativas, tus pensamientos y tus actos es la renovación de la mente y que tus pensamientos estén de acuerdo con los de Dios.

En tu mente es donde se levantan argumentos negativos críticos e indisciplinados que te llevan a acciones negativas en contra de la voluntad divina. Normalmente nuestras acciones son dirigidas por nuestra forma de pensar, así que el primer paso para actuar correctamente es tener pensamientos correctos en otras palabras, amurallar tu ciudad (tu mente) con muros fuertes (pensamiento de Cristo) que no puedan ser derribados por los argumentos del diablo y los deseos de la carne.

“Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.

Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.” ( 2 Corintios 10:4-5)

¿Cómo puedes renovar tu mente? ¿Cómo puede el fruto del espíritu prevalecer sobre las obras de la carne?

Conociendo tu identidad en Cristo, tu posición y tu relación con El.

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.

Y vosotros no recibisteis un espíritu que de nuevo os esclavice al miedo, sino el Espíritu que os adopta como hijos y os permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios”. (Romanos 8:14-16)

Tu puedes tener control sobre tus pensamientos y por lo tanto sobre tus acciones, por medio del conocimiento y la certeza de que todo ha sido hecho nuevo en ti a través de El. Que Cristo es tu fortaleza y el Espíritu Santo tu guía. Que juntamente con El todo es posible. Si tu lo decides, si rechazas todo pensamiento que se levante en contra de la voluntad de Dios, si tu mirada está puesta en lo celestial y no en lo terrenal.

“Que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe Según los deseos engañosos, ser renovados en la actitud de vuestra mente; y poneros el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.” (Efesios 4:22-24)

En conclusión, busca primeramente el reino de Dios, permitiendo que su Palabra impregne tus pensamientos, reconoce tu posición en El, adórale y glorifícalo, reconócelo en todos tus caminos y el te guiará en tu diario vivir.

Un paso cada vez: Tu comportamiento va a ir siendo transformado y vas a poder ver el fruto del Espíritu Santo a medida que tu pensamiento va siendo renovado. Vive cada día, gana las batallas del día no trates de ganar hoy la batalla de mañana y así podrás ganar la guerra.

Recuerda que tu mente es el campo de batalla así que mantente firme no permitiendo que tus pensamientos se desvíen y ten siempre presente quien eres en Cristo Jesús.

“Practicad el dominio propio y manteneos alerta. Vuestro enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.

Resistidlo, manteniéndoos firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos.” (1 Pedro 5:8-9)

La amistad y el noviazgo- Luis Palau


Evangelista Internacional Dr. Luis Palau - www.luispalau.net

En el instituto bíblico se acercaba el tiempo de las vacaciones de invierno, y por un lado estaba ansioso de que llegaran. Visitaría a amigos, pero sobre todo tendría un descanso de los estudios.




No obstante, en lo profundo de mi corazón no quería esas vacaciones. Cada vez estaba más interesado en Patricia, y cuando me enteré de que ella haría un viaje durante esos días, me preocupé pensando que pudiera llamar a algún viejo novio y volviera a verlo. De manera que le dije a Patricia lo que sentía con respecto a ella.

No fue un momento dramático ni demasiado romántico. Fue simplemente mi estilo directo y sin rodeos. Le dije que deseaba que supiera lo especial que ella era para mí, que me importaba mucho, y que esperaba que pudiéramos pasar más tiempo juntos luego de las vacaciones de modo de conocernos más y mejor.

Realmente la extrañé muchísimo. Luego del receso volvimos a los estudios, aunque debo admitir que mis calificaciones no fueron tan buenas. Patricia tuvo parte de la culpa ya que pasaba con ella tanto tiempo como me era posible.

Dos palabras caracterizaron nuestra relación durante ese período. Una de las palabras es CONOCIMIENTO. Al tiempo que Patricia y yo conversábamos y pasábamos tiempo juntos, me convertí en un experto en ella. Comencé a descubrir no sólo lo que ella pensaba, sino además por qué lo pensaba. Es verdad que sólo se puede amar a alguien hasta el punto en que uno conoce a ese alguien.

El amor a primera vista puede sonar romántico, pero una verdadera relación de amor rara vez está basada en las primeras impresiones. Debemos tener cuidado de no desarrollar una imagen idealizada de la otra persona basándonos en esas impresiones, ya que tarde o temprano nos decepcionaremos. Es vital ser honesto y abierto desde el principio. Tenemos que crecer en amor al tiempo que profundizamos nuestro entendimiento y apreciación de la otra persona.

La otra palabra que quiero compartir es CONSAGRACION. La personalidad de Patricia, su inteligencia y su aspecto atractivo me llamaron la atención cuando la vi por primera vez, sin ninguna duda. Pero a medida que nos fuimos conociendo más el uno al otro, descubrí su amor por el Señor Jesús, y eso fue decisivo. Patricia era una joven que había consagrado su vida a Dios, y eso se transparentaba en todo momento.

Así fue que, para mi sorpresa, un día me levanté con la certeza de que estaba enamorado de Patricia y deseaba pasar el resto de mi vida sirviendo al Señor con ella. Hablé con sus padres, y confieso que a pesar de lo mucho que los quiero esa primera vez sentí un gran dolor de estómago por los nervios que tenía. Ellos se alegraron; nos aconsejaron, y no pasó mucho tiempo antes de que nos comprometiéramos.

Realmente no puedo decir que el momento en que le propuse casamiento a Patricia fue romántico. Yo traté de que sí lo fuera, pero en lugar de preguntarle si se quería casar conmigo, le pregunté si quería volver a la Argentina conmigo. Ella comprendió lo que yo quería decir y todo lo que esa pregunta implicaba.

Cuando me dijo que sí, que regresaría conmigo a la Argentina, yo también comprendí lo que su respuesta quería decir. Nos casamos unos meses después, y cada día le doy gracias al Señor por el regalo más grande que me ha dado luego de la salvación: mi amada esposa. Como cristianos consagrados al Señor, no debemos casarnos con alguien que simplemente sea cristiano (1 Corintios 7:39), sino con un cristiano que crezca en el Señor Jesús.

Alguien cuya vida esté marcada por su consagración a Dios, por la verdadera espiritualidad. Hágase estas preguntas: "La persona que yo amo, ¿en verdad me desafía, alienta e inspira a vivir cada día más cerca del Señor? ¿O acaso me doy cuenta de que él/ella obstaculiza mi crecimiento espiritual?" Ante Dios hoy mismo tome la decisión de que se pondrá de novio y se casará con alguien con quien pueda buscar el reino de Dios toda la vida. Nada podría ser más emocionante.

Evangelista Internacional Dr. Luis Palau - www.luispalau.net

A Dios...Lo mueve la necesidad? -Dante Gebel.


Pastor: Dante Gebel. www.dantegebel.com

Quieres conocer sobre este tema...




Voy a contarte un secreto.

A Dios no lo mueve la necesidad.

Oíste eso?

Es inútil que cuando trates de orar, te duelan las rodillas, o le digas que ya no soportas más, o que no mereces vivir esta situación o que llores hasta que no te queden lágrimas.

A Dios lo mueve tu fe.

La nave de los discípulos parece que va a darse vuelta como una frágil cáscara de nuez. Las olas sobrepasan el barco y el mar se ve más enfurecido que de costumbre. Los hombres tienen pánico, pero Jesús descansa plácidamente en el camarote.

Uno de ellos, se harta de esperar que el Maestro deje de roncar. Y lo despierta de un sacudón.

-Maestro! No ves que perecemos? No te da un poco de lástima que nos estamos por ahogar? Cómo se te ocurre dormir a bordo del Titanic? No podrías tener un poco de consideración con tus apóstoles?

Será mejor que los discípulos sepan, desde ya, que este día no figurará en ningún cuadro de honor. Esta no será el tipo de historia con las que futuros evangelistas armarán sus mensajes. Si querían aparecer retratados en la historia grande de los valientes de la fe, tengo que comunicarles que han errado el camino. De este modo, no se llega a Dios. No conmoverán al Maestro con un sacudón y gritos desaforados. La histeria no enorgullece al Señor. Puedo asegurarles que Pedro, Juan y otros tantos querrán olvidarse de este episodio, y jamás le mencionarán a sus nietos que esto ocurrió alguna vez.

Pese a lo que hayas creído todos estos años, la necesidad, insisto, no mueve la mano de Dios.

El Señor se levanta un tanto molesto. Este es su único momento para descansar en su atareada vida ministerial. Y estos mismos hombres que presenciaron como resucitó muertos y sanó enfermos, lo despiertan de un descanso reparador, por una simple tormenta en el mar. Se restriega los ojos, mientras trata de calmar a quien lo acaba de despertar de un buen sueño profundo.

-No tengan miedo –dice, mientras bosteza.

El Señor sale del camarote y ordena a los vientos que enmudezcan. Y al mar que se calme.

Hombres de poca fe –dice, antes de regresar a la cama.

Uy.

Eso si que sonó feo.

No quisiera irme a dormir con esas últimas palabras del Señor acerca de mi persona.

Pensaron que les daría unas palabras de aliento. O que les diría que la próxima vez no esperen tanto para despertarlo. Quizá que mencionaría que para el próximo viaje, se aseguren una mejor embarcación, o que chequeen si hay suficientes botes salvavidas. Pero sólo les dijo que fallaron en la fe.

Alguno de ellos, cualquiera, debió haberse parado en la proa y decir:

-Viento! Mar! Enmudezcan en el nombre del Señor que está durmiendo y que necesita descansar!

Esa sí hubiese sido una buena historia. Los evangelistas hubiésemos aprovechado ese final para nuestros mejores sermones.

Es que, sólo la fe es la que mueve la mano de Dios.


Dante Gebel

Pastor Internacional de Jovenes
Adaptado de “Las arenas del alma” (Editorial Vida)

y tomado de la pagina web de Dante Gebel

Te invitamos a visitar su sitio web:



http://www.dantegebel.com/indexhome.htm

Vidas Privadas-Dante Gebel.


Pastor Internacional de Jovenes: Dante Gebel - http://www.dantegebel.com/

Aún recuerdo la primera vez que sucedió. Fue en un congreso de líderes en la bella Sydney, Australia. La reunión era avivamiento puro o, al menos, lo parecía. Mi tarea era predicar un sermón alentador y culminar el servicio. La gente movía ampulosamente las manos y no paraban de saltar, mientras que los músicos entonaban melodías increíbles; la alabanza australiana realmente es enriquecedora.

Los ministros que estaban a cargo de la reunión, preguntaban una y otra vez si estaban dispuestos a conquistar el país, mientras que la multitud no paraba de gritar eufóricamente. ¿Eres un predicador?, entonces debes saber lo que yo sentía en ese entonces. Es más fácil predicarles a un grupo de gente moribunda que tratar de sorprender con una palabra fresca a gente que pareciera tenerlo todo. Los jóvenes no paraban de bailar y saltar entre las butacas del enorme edificio. Los más viejos, sin excepción, movían unos ruidosos panderos por toda la congregación. Era, lo que llamo, un servicio ensordecedor. O cantas y gritas o te vas, no puedes mantenerte en la mitad.

Mi pregunta era cuál sería el mensaje que debía darles. Esa gente estaba a dos centímetros del suelo. Durante la última canción, cambié mis bosquejos, y me dispuse a darles un sermón de aliento, algo acerca de conquista o victoria, o algo así.

Cuando al fin todos se sentaron, algo comenzó a ocurrir. Mientras que el público me miraba esperando que saludara, yo podía sentir al Espíritu de Dios que me susurraba: «Háblales de mi gracia».

Tuve una lucha espiritual intensa. Obviamente, Dios debió haber estado ocupado en alguna gran cruzada con Billy Graham, llegó tarde a la reunión y es por eso que no conoce demasiado a esta gente. Yo sí estuve todo el servicio. Estos australianos viven un avivamiento. Quieren que alguien les hable acerca de lo que viene por delante, de ministerios, de dones. Ellos ya están perdonados, son algo más que ovejas, son líderes de primera línea.

«Háblales de que mi gracia es abundante para ellos», insistió.
Y fue entonces cuando ocurrió. No lo hubiese hecho, de no ser porque sabía que Dios estaba detrás del asunto. «Quiero que los que tienen una intensa lucha con un estúpido hábito oculto, lo confiesen esta noche», dije, «me refiero a ese "gigante" que te abofetea en la intimidad. Nadie lo sospecha, ni siquiera lo sabe tu esposa, tus padres, ni tu mejor amigo, pero estás consciente de que ese "hábito" escondido está arruinando tu unción».

El silencio en el edificio era demoledor. «Sabes que deberías tener un ministerio ungido, pero te conformas con mucho menos, por culpa de esa debilidad que no te da tregua. No importa cuán santo parezcas, si sabes que ese hábito hace que tu unción no sea pura».

Dios sabe que no fueron muchas más palabras, cuando alguien irrumpió en un seco sollozo entre la multitud. «Quiero que todos cierren los ojos», supliqué, «y necesito que aun los que estén grabando apaguen sus cámaras, no quiero que sientas vergüenza. Quiero pedirte que si reconoces que un estúpido hábito te está amarrando al pasado e hipotecando tu futuro, levantes tu mano».

Algunas manos, tal vez diez o doce, se levantaron con timidez.
«Sé más específico», me dijo el Espíritu con una voz clara. «Los que no pueden abandonar la masturbación compulsiva. Los que están atados a la pornografía por internet, revistas o cualquiera de sus formas. Los que amanecen en la cama ajena virtualmente, engañando a sus esposas en su mente.

Los que anhelan que su mujer se muera, en algún accidente repentino, para enviudar y casarse con otra dama que ya tienen en mente. Los que se sienten invadidos sin piedad por pensamientos impuros, llenos de lujuria.
Los que se han permitido caricias íntimas y genitales con sus novias. Los que luchan con pensamientos de homosexualidad». Ahora todo el recinto estaba lleno de manos. Los líderes, los colaboradores y los que hasta hace un momento estaban dispuestos a conquistar la nación.

Allí estaban, llorando amargamente, hartos de pedir perdón por el mismo pecado crónico.
La primera vez que pecas, te tiras ante la presencia de Dios y suplicas piedad, ruegas que la sangre de Cristo te haga limpio, puro otra vez. La segunda, consideras que es necesario prometer algo, decir alguna frase como «Prometo que jamás lo volveré a hacer», «Nunca jamás consumiré pornografía o acariciaré esos asquerosos pensamientos». La tercera vez, te autoimpones un castigo, algo que te duela, para demostrarle a Dios que ahora va en serio: «Voy a quitar el servicio de cable del televisor» o «Volveré al correo tradicional, ni siquiera usaré el e-mail, para no tentarme a navegar en sitios sucios» o «Dejaré a mi novio aunque sienta que lo ame». La cuarta vez, ya no quieres ir. Ahora sí, sientes que tu vida es un fraude. Y te sientas a los pies de la cama, a dialogar con Satanás.


«Ahora si la hiciste fea. Hasta Dios tiene sus límites. Una cosa es equivocarse una vez, dos y tal vez hasta tres. Pero ya has perdido la cuenta». Y dices: «Creo que Dios está harto de verme fracasar». «No lo dudes», responde quien desea verte arruinado. «Tienes un problema, una debilidad, un horrible y repugnante pecado que te deja fuera de la liga. La masturbación es tu kriptonita, te está destruyendo. En tu lugar, me distanciaría de las cosas santas, que obviamente no son para tipos como tú». Y es entonces cuando se produce el contrasentido, lo ilógico.

Pospones orar hasta arreglar tu debilidad primero. Dejas de lado la consagración porque te sientes indigno, sucio. No te involucras porque consideras que has traspasado todos los límites del perdón. Y te convences de que no naciste para ser campeón. El hábito logró dejarte en la lona. A mitad de camino, postrado en la pista. Hice una última pregunta aquella vez en Sydney: «¿Cuántos sienten como si Dios ya no quisiera perdonarlos?
Creo que todos, absolutamente, levantaron sus manos temblorosas. Los mismos que parecían vivir una panacea de avivamiento, ahora confesaban sentirse indignos del Señor.

No quiero que me malinterpretes, no trato de hacer apología del pecado. Me considero uno de los mayores defensores de la santidad. Durante años solo me dediqué a predicar acerca de la integridad. Nuestras cruzadas han tenido como lema proclamar una generación santa. Pero la santidad sin gracia solo es legalismo. Esos miles de líderes se equivocaron tanto, convivieron con la debilidad a tal punto, que llegaron a creer que Dios ya no estaba dispuesto ni siquiera a oírlos.
Es que el hábito oculto tiene la singularidad de colocarte a la puerta del templo, como el cojo que pedía limosna en el templo de la Hermosa. Tienes un área coja que te impide caminar. Tu vida de oración se reduce a la raquítica tarea de hilvanar dos o tres frases sin sentido antes de quedarte dormido. Tu comunión con el Señor es nula. Estás a la puerta, sabes todo lo que pasa dentro de la iglesia, pero también sabes todo lo que ocurre afuera. Vives en la mitad, como un cristiano nominal. Sabes demasiado como para considerarte un inconverso... pero no lo suficiente como para ser un santo. Vives en santidad un poco... pero también pecas un poquito. Alabas al Señor y también maldices otro poco. Levantas tu vista al cielo a veces, pero tus ojos son vagabundos en algunas ocasiones.

Cojo del alma. Minusválido espiritual. Lisiado ministerial. Paralítico del corazón a causa de un estúpido hábito oculto. Y la horrible sensación de que Dios ya no te quiere recibir. «Lo siento», pareciera excusarse un ángel, «le dije a Dios que vino a verlo, pero me dice que no puede recibirlo, usted es demasiado inmundo para presentarse aquí». Lo oculto arruinando lo público. Pero cuando el arrepentimiento es genuino, el error desaparece del disco rígido de la computadora eterna. Ni siquiera figura en «elementos eliminados». Dios se olvidó. Y olvidó que se olvidó. El expediente fue borrado. Aún recuerdo algunas expresiones en los rostros de aquellos líderes en Sydney. Fue la primera vez que prediqué acerca de la gracia y desde aquel entonces, no he dejado de mencionarla. Cuando creían que ya estaban fuera de las grandes ligas, alguien volvía a creer en ellos. Manos temblorosas de grandes campeones, que se negaban a subir al cuadrilátero por considerarse lisiados. El milagro de la gracia tapando los huecos oscuros del alma.

Los rincones tenebrosos de la intimidad sacudidos por la luz de la nueva oportunidad. Dios, otra vez, dispuesto a perdonarlos, diciéndoles que su gracia era abundante para ellos.
El sexo libre, la pornografía, lujuria, la masturbación. La mentira, engaño, el adulterio. La cama ajena, pensamientos impuros, los ojos desenfrenados.
No importa el nombre del delito, el secreto es que si para encontrarse con el paraíso, hay que ir a la cruz, vale la pena pasar por allí otra vez.

Pastor Internacional de Jovenes: Dante Gebel - http://www.dantegebel.com/

EL estilo de Dios -Dante Gebel.



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Un muchachito con una túnica de colores que sus hermanos detestan, esta por pasar a la historia grande. Dice soñar cosas extrañas y visionar lo que otros no ven. Es un soñador loco. Lo van a arrojar en una cisterna y lo venderán como un esclavo. Pero dentro de unos años, ese muchachito abrirá los graneros para darles de comer a aquellos que hoy lo odian y lo celan. El estilo Dios envía a esclavos al gobierno como algo natural.

Un grupo de soldados atrincherados se burlan del pastorcito "bueno para nada". Opinan que es muy pibe para muchas cosas. "No sabe nada de la guerra" -dice uno de sus propios hermanos. Alguien le dice que vuelva a casa, que esto no es para niñitos. Pero en unas horas, "el niñito" derrotara al gigante filisteo de un piedrazo y le cortara la cabeza. Y no se detendrá hasta llegar a la corona, aunque tenga que esquivar unos cuantos Saúl en el camino. El estilo Dios pone a principiantes en el trono, como cosa de todos los días.

Los vecinos de una ciudad llamada Capernaúm dicen que ese pescador es un bruto sin estudio y que no tiene futuro mas allá de las redes de pesca. Es la fuerza bruta del barrio. Llámenlo para empujar un auto, levantar un poste caído, o cuando la vecina de al lado quedo encerrada y hay que romper la puerta de un puñetazo. "Pero no lo llamen para nada mas importante", dicen. Lo que no saben, es que en tres años, el pescador sanará a los enfermos con la sombra y sera el conferencista ante cinco mil asistentes. El estilo Dios coloca a pescadores frente a las multitudes como parte de la rutina.

Se orina en la cama y no tiene dotes para llegar demasiado lejos. Apenas toca anónimamente un acordeón que casi no puede sostener. El clásico pibe bueno de iglesia que solo se recuerda al volver a mirar una foto amarillenta de hace muchos años. El típico muchacho del cual uno se pregunta "che, que fue de la vida de....?". Pero en unos años va a revolucionar la adoración en todo Latinoamérica. El estilo Dios coloca a gente desapercibida en las bateas de todo el mundo.

Tiene complejos de ser muy flaco y ni siquiera pudo terminar la secundaria. Esta lleno de traumas y tal vez, con un poco de suerte, se dedique a dibujar en algún tablero olvidado del galpón. No tiene condiciones para líder, ni siquiera para tener amigos. Jamás fue a un estadio, porque no sabe patear una pelota y nunca pudo jugar bien al fútbol . Pero en unos años, ira a los estadios mas grandes de su país, solo para predicar. El estilo Dios envía a acomplejados y desapercibidos a las ligas mayores.

Y hay cientos de historias mas, que nos llegan por carta o por correo electrónico. "Estoy revolucionando mi ciudad", "estoy marcando la diferencia en mi colegio", "Formamos una banda musical", "Conduzco un programa de radio", "Sacamos una revista", "Grabamos un disco".
Todos, absolutamente todos, no tenían demasiadas condiciones para ser elegidos. Pero los tocó el estilo Dios y están marcando la historia a fuego. Soñadores. Buenos para nada. Brutos. Clásicos pibes buenos. Acomplejados. Todos ellos están tocados por el estilo Dios. Son los del banco de suplentes que ni siquiera aparecen en las tapitas de las gaseosas, pero que en el ultimo partido, entraron e hicieron un golazo en el final del segundo tiempo. Tomaron a los fotógrafos y a las cámaras de televisión completamente desprevenidos; es que solo estaban enfocando a las grandes figuras. Los comentaristas se reúnen para preguntarse si alguien conoce a ese goleador debutante o si tiene alguna trayectoria. Es que el inconfundible estilo Dios no busca jugadores en los grandes equipos europeos. Tampoco los importa de Brasil. El estilo Dios observa a las inferiores y los pasa sin escalas desde la "C" a la primera división.

Es fascinante saber que El elige zarzas en lugar de pinos y cipreses. Es increíble saber que el Director Técnico de la Selección mayor, observa el pequeño equipo de barrio. Es sorprendente saber que en unos meses...la última generación, hará historia.

Pastor Internacional de Jovenes: Dante Gebel - http://www.dantegebel.com/

La historia del viejo carpintero - Dante Gebel.



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El le propone matrimonio en un arrebato de pasión y tal vez verdadero amor. Alguien decide que finalmente se dedicará a su verdadera carrera y vocación: la medicina. Ella deja sus distracciones atrás, e ingresa al Instituto Bíblico con el propósito de prepararse para misionar en algún remoto lugar del mundo. Un adolescente toma la decisión de ser el mejor en el fútbol, y a partir de ahora, trabajará muy duro para lograrlo. Los dos esposos finalmente concuerdan en que ella no debe abortar, y tendrán a ese hijo. Todos tienen un denominador común: decisiones fundamentales que ahora parecen sencillas, pero afectarán su propio futuro e inconscientemente, el de los demás.

El primero dejará de ser un soltero sin preocuparse por cuál jean usará el sábado, para transformarse en el eje de una familia. Otro salvará cientos de vidas en un hospital, desde una sala de emergencias. La chica que una vez decidió prepararse en el Instituto, ahora predica en un rincón de Nueva Guinea.

El otro es un reconocido futbolista y acaba de firmar un contrato millonario para jugar en Italia. La pareja que una vez decidió no abortar, hoy escucha a su hijo dar su discurso presidencial desde la Casa Blanca. Decisiones que causan un golpe cósmico en algún lugar. Decisiones que afectarán generacionalmente a otros. Pequeñas decisiones que pasarán desapercibidas para cualquier escritor de grandes acontecimientos, pero que con el correr del tiempo, se transformarán en historia grande.

Yo tengo una historia, que habla de esas "sencillas" decisiones.

Era una fría mañana de mayo, y el hombre pasaba el cumpleaños más triste de toda su existencia. Cumplía sus primeras cinco décadas de vida y el saldo no era favorable. Su esposa había enfermado hacía unos cuantos años. No importaba cuántos, habían sido eternos. El hombre, de oficio carpintero, había visto cómo gradualmente el cáncer se llevaba lentamente a la compañera de casi toda una vida. Era una enfermedad humillante. ¿Cuándo fue la última vez que éste hombre de manos rústicas había dormido toda la noche? Casi no lo recordaba. Todo se había transformado en gris desde que el maldito cáncer llegó a casa. Su esposa no tenía el menor parecido con la foto del viejo retrato matrimonial que colgaba sobre la cama. Ahora solo era un rostro cadavérico, níveo, sin color y por debajo del peso normal de cualquier ser humano.
"-Usted es una señora adulta- había dicho el médico-, váyase a casa, y... espere.". El hombre, temperamental y de manos rudas, sabía lo que había de esperar. Lo inevitable. Aquello que le arrebataría su esposa y la madre sus cuatro hijos. Sin piedad, sin otorgarle unos años más de gracia. El putrefacto aliento de la muerte parecía llenar la atmósfera con el pasar de los días.

La bebida era como una anestesia para el viejo carpintero. Por lo menos, por unas horas no estaba obligado a pensar. Por el tiempo que durara la borrachera, tendría un entretiempo en medio de una vida que no le daba tregua. Había cualquier tipo de alcohol diseminado por toda la casa; en el armario, la heladera, el garage, el galpón, y hasta una botella en el aserrín de un viejo y enmohecido barril. Este era su cumpleaños. El hombre festejaba un año más de vida y un año menos junto a su esposa.
El gemido de su esposa lo despertó del letargo."-Recuerda- dijo suavemente la mujer- que hoy estamos invitados a ir a esa iglesia..." El hombre hizo un gesto de disgusto. El había sido luterano desde su niñez y hacía años que no pisaba una iglesia. Apenas recordaba algunas canciones religiosas en idioma alemán que se entonaban en su Entre Ríos natal. Pero el pedido de su mujer no era una opción, era un ruego desesperado.
Tal vez el último deseo de quien lucha cuerpo a cuerpo con el tumor que se empecinó en invadirlo todo. Un último intento por acercarse a Dios antes de partir para siempre. El carpintero de las manos rudas y aliento a bebida blanca, asintió con la cabeza. Irán a esa iglesia que su hijo mayor les había hablado. Estaba un poco lejos, pero cuando el cáncer se instala en un hogar, a nadie le importa el tiempo.

Ya nadie duerme en la casa del carpintero. Esa noche, la del cumpleaños, el matrimonio llegó con sus dos hijos menores a la remota iglesia evangélica de algún barrio de Del Viso, Buenos Aires. El se apoyó en la pared del fondo y oyó el sermón. "-Linda manera de festejar el cumpleaños" - habrá pensado. Pero continuó allí con profundo respeto, viendo como su esposa lloraba frente al altar. El casi no oyó el mensaje, pero presintió que debía acompañar a su mujer, y lentamente, el hombre que escondía botellas de alcohol en el aserrín, pasó al frente. Los dos tomaron una decisión. Aceptaron a Cristo como su suficiente Salvador. Una sencilla decisión que no pareció demasiado histórica, y estoy seguro que muy pocos, esa noche, se percataron del carpintero y su enferma esposa. Pero a ellos le cambió la vida para siempre.
Ella observó cómo el cáncer retrocedía lentamente hasta transformarse milagrosamente en un mal recuerdo. El hombre se deshizo de todas las botellas de alcohol y jamás volvió a tomar. Lo que comenzó como un mal día, terminó con una decisión que afectan el futuro para siempre. A propósito, la historia es real y ocurrió un primero de mayo de 1975. El carpintero de las manos rudas jamás se hubiese imaginado que debido a su buena decisión, no sólo se sanaría su esposa, sino también, algún día afectaría a sus hijos.
Su hijo menor, que por aquel tiempo tenía siete añitos, hoy le predica a cientos de jóvenes y entre otras cosas, escribe esta nota. Eso es a lo que yo llamo una decisión generacional. Miles son afectados por un sencillo paso al frente. Cuando decidas a qué te vas a dedicar, con quién te vas a casar, o sencillamente pases al frente de algún altar a tomar un nuevo compromiso con el Señor, recuerda que estás escribiendo la historia.
La tuya y la de los demás. Hace poco les dije a mis padres que estaba profundamente agradecido por aquel gris primero de mayo en el que tomaron la decisión más radical de sus vidas. Les dije que cada joven que llegaba a oír mis mensajes, también le estaban agradecidos. Y les dije, además, que siento una tremenda responsabilidad, cuando tomo una de esas "sencillas" decisiones como por ejemplo, el escribir esta nota. Porque nunca sé a quiénes y a cuántos estoy afectando. Aunque de algo estoy completamente seguro: a cada minuto de nuestras vidas, escribimos la historia.